domingo, 26 de junio de 2011

Podría quedarme a vivir en tu boca y devorarla hasta el amanecer.
Detener el tiempo en un instante eterno mientras memorizo tus gemidos desordenados.
Apoderarme para siempre de tu sabor dulce
sin dejar de mirarte.
Suspender las palabras mientras tus manos
me recorren reiteradamente.
Dejar que nuestras pieles se encuentren hasta derretirse.
Perecer serenamente en el aroma desbocado y adictivo de tu deseo.

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